Autores: Mercè Ferriz y Francesc Vieta
En esta magnífica, emotiva y aparentemente sencilla película, aparecen conflictos relacionales de gran interés para todos y, especialmente, para aquellos que nos dedicamos a la ayuda psicológica. Para empezar, el título enseguida capta nuestra atención, ya que alude al interés por la vida de otros, imprescindible para el buen ejercicio de nuestra profesión.
El tema principal es el de la progresiva transformación (cambio psíquico) del personaje principal, el capitán Gerd Wiesler. La razón de la evolución del protagonista es un buen misterio a desentrañar. ¿Qué hace que un oficial de la policía secreta, encargado de interrogar y minar la resistencia de cualquier sospechoso de “conspirar” contra el régimen totalitario imperante, acabe ayudando a un escritor crítico con el gobierno?. Para responder a esta cuestión tendríamos que explicar la película entera, por esto hemos dicho al principio que es aparentemente sencilla. De todas formas vamos a intentar analizar los factores básicos, que según nuestra opinión, explican el cambio. El protagonista nos es presentado como un interrogador con mucha experiencia, implacable (casi robótico) y totalmente identificado con un régimen persecutorio y totalitario. Pronto veremos que se ha quedado estancado en un mando intermedio al aparecer un antiguo compañero de clase menos brillante, que sin embargo sí parece progresar y aspirar a ocupar puestos de mayor responsabilidad y poder. Es en el contraste de actitudes de los dos compañeros de estudios que nos percatamos de ciertas diferencias, que nos parecen muy importantes para entender ambas trayectorias posteriores. Al principio, el protagonista parece observar sin actitud crítica, ciertas actitudes de abuso de poder de su compañero de rango superior, hacia un subordinado. ¿Qué hará que empiece a pensar por sí mismo, a pensar quizás como alguna de las personas sospechosas que él ha contribuido a encarcelar al ser considerada traidora al régimen, y a sentir la necesidad de actuar para cambiar algo?
El protagonista tiene, al principio, una mirada monocolor que poco a poco se abrirá en una paleta cromática de emociones al entrar en contacto de forma inesperada con el impacto del arte, del teatro, la belleza de la actriz protagonista – y motivo de su escucha- ,la amenaza ante la potencia y confianza en sí mismo del escritor y más tarde el anhelo y la compasión que despiertan en él la fecundidad y el drama de una pareja que se ama.
El cambio psíquico comienza con el cuestionamiento. El motivo de su escucha actual: encontrar alguna razón en la vida del dramaturgo que pueda dejarle el camino libre al político corrupto, en la conquista de la actriz- mujer deseada por distintos hombres y distintos motivos- no le parece a nuestro protagonista un motivo justificable. Este cuestionamiento de la realidad externa le llevará a revisar también aspectos en su interior. Desde este momento la escucha se abre a lo imprevisible, que para él es entrar sinceramente en ese mundo raro de lo emotivo y abandonarse por unos instantes, dejarse ir, en él. La escucha despierta en él el anhelo de vincularse con otro/s ser humano, de sentir el contacto de una mujer, del placer de la poesía, la literatura y la música al evocar otros mundos, y finalmente el deseo y la valentía de agradecer esa experiencia interviniendo directamente en la realidad de aquellos a los que espía.
Existen en la película numerosos ejemplos de cómo el cambio psíquico se produce siempre desde la intersubjetividad. El ejemplo más claro lo encontramos en la relación triangular que se establece entre los tres protagonistas. Cada uno de ellos presenta un punto ciego: el escritor no es plenamente consciente de su ambivalencia con relación al poder establecido, ni termina de darse cuenta de cómo colabora con él en cierta medida, ni tampoco de una profunda carga crítica implícita en su obra; Crista Maria, la actriz, no parece saber que la creatividad reside en su interior, y acaba sintiéndose atrapada en la adicción y el sometimiento. El capitán Wiesler sabe algo de ella que ella parece no poder valorar: “...es que no sabe usted que es una buena actriz …”, le dice él para confrontarla con su falta de confianza y ayudarla a recuperar el amor por su profesión y su pareja. En esta escena ella al sentirse ayudada se despide diciéndole: “...es usted un buen hombre”, esto es lo que él aun no sabe.
Otro momento emotivo, y muy bien narrado con las imágenes, se produce en la escena en que años después de la caída del muro de Berlín, el escritor encuentra a su salvador. La actitud y aspecto de este último hacen que renuncie a agradecerle personalmente su generosidad y valentía. Mientras el dramaturgo tiene muy buen aspecto y parece disfrutar de su éxito no sin cierta tristeza, el ex-policía arrastra un carrito de correos con una actitud apesadumbrada. Parece como si arrastrara el peso de toda la culpa que otros – como el político corrupto – son incapaces de asumir. El final de la película está resuelto de manera muy elegante, emotiva y sencilla. La primera sonrisa que esboza el protagonista en toda la película, al verse reconocido y valorado, nos muestra que, efectivamente, hay algo que ha cambiado y sigue cambiando en él.
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