Escrito
especialmente para la apertura del festejo que celebró en Buenos
Aires, en abril del ´98, el 31º aniversario de la creación de
la Primera Escuela Privada de Psicología Social, fundada por Enrique
Pichon Riviére.
LA VIDA POR PICHON
Mi
maestro Pichon era así ...
nocturno y lunar como mi barrio.
Bueno ... yo no sé si era así ...
pero yo me lo acuerdo así.
Un Jean Gabin surrealista y pintón
del tercer mundo.
Un
psicochef marxista
que ordenó en lunfardo
los platos del menú
de nuestra vida cotidiana.
Un
conde reo y finoli hasta en las malas,
quizás por jugar a ser un pariente lejano de Ducasse,
con una voz de pipa entre los dientes
barriendo el reflector de su mirada intensa.
Con un ojo en París y otro en Buenos Aires
como todo dandy intelectual de aquellos tiempos.
Sembrando
cultura en cátedra de estaños
con pupitres mesitas de bar
marrón oscuro
de tanta grapa, tanto grupo
tanto café y tanto tabaco.
Que
construía púlpitos estéticos
para poder hacer el amor en los altares
porque sabía que el sacrilegio
de la invención
sólo es posible en el entre
de lo que se debe hacer y no se debe
Y
que nos enseñó que la purga dantesca
para los eclécticos que temen implicarse
es correr
detrás de una bandera
sin poder alcanzarla nunca
eternamente ...
Y
que al abrir la puerta
al grupo familiar que lo esperaba
para que pase el que pueda ...
abrió la Psicología Social
que por su culpa -y como lo dijo Freud-
fue Social desde el principio de los tiempos.
En
la segunda mitad de los ´60
Él me nombró docente de su Escuela
y me llevó (lo llevamos) junto con Ana y con el Gordo
en su último viaje por Europa
que fue, para nosotros, un premio de viaje de egresados.
Amante
infatigable de la literatura, la pintura
y los deportes
que eran materias obligatorias del currículum,
igual que los kilómetros de biblioteca,
de sábana y de calle,
requeridos para recibirse de
observador/coordinador idóneo
en el escenario de la vida
y del grupo operativo
Y
en el ´76, como un seudopodio de su plasma
me fui a España
donde, para seguir la tradición mosaica
y como todos sus discípulos primeros,
no pude abrir una Escuela con su nombre
hasta un tiempo prudente, después de haberse muerto.
Y
allí fundé una escuelita, por las noches
en un jardín de infantes parecido
al que dejé en Arenales, casualmente
adaptando activamente a la realidad española
las clases de su Escuela
que me mandaban -con el dulce de leche y con la yerba-
Ana Quiroga y Martha Lazzarini, gracias
a Mary y Miguel Gila que fueron puente aéreo
generoso y valientes mensajeros.
Y
en el ´86 al retornar, continué con la Psicoterapia
Operativa,
un devenir de su ECRO en mi experiencia.
Porque Él inventó un ECRO tan abierto y tan heterogéneo
tan desprovisto de racismo
que gente muy diversa se arroga el derecho de saber
qué quiso decir realmente, qué no dijo, qué
diría hoy ...
Y sin embargo, más allá
de las disidencias y rencores
a los Pichonianos todavía nos conecta
un tic familiar de clan extenso
cuando nos quieren decir
que "ya no corre más",
que "no es moderno",
que "ya fue"...
Y a esos les replicamos desde el alma:
Pero ¿cuándo se fue? ¿cuándo? Si siempre
está volviendo !!!
Hernán Kesselman
Extracto del libro La Psicoterapia Operativa
(dos volúmenes)
Tomo I Crónicas de un Psicoargonauta.
pág. 103 "La vida por Pichon Riviére"
Editorial Lumen-Hvmanitas, Buenos Aires 1999