En la Asamblea final se comenta que ha habido 221 asistentes a las Jornadas que recién terminan. Se dan abundantes expresiones de enhorabuena a la organización. Se alaban las ponencias y conferencias, así como el cine forum del primer día con la película “Lars y una chica de verdad” y la calidad de los pósteres. Sin embargo, se echó un poco de menos un mayor espacio para debatir.
Un asistente aprovecha para contradecir un prejuicio muy extendido: muchas veces se ha perdido por Barcelona y todas ellas le han orientado correctamente. Se observa que cada vez hay más profesionales interesados en el psicoanálisis y en el psicoanálisis relacional. El futuro del psicoanálisis es el psicoanálisis relacional, como afirma Joan Coderch. El desarrollo de nuestra disciplina está en el estudio del cerebro y la relación; los trabajos que se han presentado representan este tipo de investigación y la evidencia muestra que cada vez hay más investigaciones desde nuestro enfoque. A lo largo de las Jornadas se ha demostrado que el abandono emocional es tan destructivo como los abusos, por lo menos.
La Jornada se tituló “El cambio Psíquico” y realmente este fue el contenido que Karlen Lyons-Ruth impartió desde el minuto cero: “El desarrollo del conflicto y la defensa en los procesos relacionales implícitos”, “Perspectiva del grupo de Boston a la presentación del caso clínico de Rosa Velasco” e “Implicaciones clínicas de los trastornos del apego desde la infancia hasta los inicios de la edad adulta: un estudio prospectivo longitudinal”, fueron sus ponencias.
Otro reto consiste en desarrollar este modelo en su aplicación a contextos de atención pública, con estrictos límites de tiempo.
Alejandro Ávila, Presidente de IAPP-España, termina la Asamblea anunciando el congreso internacional que se celebrará el próximo año en Madrid. Comenta la brillante evolución que ha experimentado nuestra asociación, fundada apenas a finales de 2005 y agradece la magnífica gestión de las Jornadas por parte del grupo de Barcelona.
También es pertinente dedicar dos palabras a la fiesta de clausura, porque en su parte más festiva: la música, corrió a cargo de una banda compuesta por miembros de la organización.