DE DÓNDE VENIMOS…
“Me llamo Clareece Precious Jones… Me gustaría tener un novio guapo, con el pelo bonito, y salir en la portada de una revista, pero primero quiero salir en uno de esos vídeos de la tele… Mamá dice que no sé bailar y que nadie querría ver mi culo gordo en bailando”. Con esa frase se nos presenta Precious, una presentación en la que ya queda patente algo que será hilo conductor de la película: las carencias de Precious… y la relación con su madre.
Precious es la única hija de un matrimonio. Podríamos casi decir que su única “esclava” por el sometimiento que padece. Su madre abusa de ella, en tanto en cuanto a que la humilla, la insulta, la agrede físicamente,… y su padre abusa se ella sexualmente. Como consecuencia de las repetidas violaciones del padre, Precious se queda embarazada en dos ocasiones.
Desde el principio queda patente la envidia de la madre. Por un lado, en la “lucha” por el padre – de quién la madre no deja de repetir “era mi hombre”; envidia porque a Precious le ha dado más hijos que a ella. Por otro, la envidia hacia una hija que va a aprender a leer y a escribir, que va a poder diferenciarse de una madre cuya única ocupación consiste en conseguir cheques de los Servicios Sociales.
HACIA DONDE VAMOS…
La Directora del Instituto llama a Precious al despacho (de alguna forma, podríamos decir que es quien da la voz de alarma). Ella intuye que algo no va bien y se persona en casa de Precious, aunque la madre la obliga a “deshacerse” de ella. Es ella quien le habla del “Cada Uno Enseña a Uno”, una escuela alternativa que podría ajustarse bien a las necesidades de Precious. Precious acude sin dudarlo, a pesar de no saber muy bien qué significa eso de escuela alternativa… y se sienta en primera fila, a diferencia de en su Instituto anterior, donde se sentaba al final de la clase.
LA FANTASÍA
“Todos los días pienso que algo va a cambiar”. Es una de las primeras frases que Precious dice en la película. Cuando es violada por su padre o en otras situaciones de abuso, Precious se desconecta. Se desconecta para refugiarse en su mundo de fantasía (fantasías compensatorias), donde ella pinta de colores una realidad soñada. En esas ensoñaciones (a las que quizás también podríamos llamar escisiones, disociaciones), ella ya no es más la víctima (sin control de la situación), sino una auténtica diva (en control absoluto de lo que pasa a su alrededor).
Podríamos hablar aquí de la fantasía, no sólo como un mecanismo de defensa… sino más bien como un mecanismo de supervivencia: La realidad es tan cruda, tan dura, que para sentir algo bueno hay que soñar.
LA CONEXIÓN EMOCIONAL
Si pensamos en la familia de Precious, parece obvio que estamos ante unos padres tremendamente negligentes y dañinos… ¿Cuál será su historia? Nada se nos deja ver acerca de esto. Sin embargo, a pesar de estas condiciones emocionales tan poco favorables, Precious puede conectarse con otros. ¿Cómo es posible?
El que Precious pueda conectarse con la Señorita Blu Rain, posiblemente sea porque en su infancia sí que existieron figuras de apego suficientemente buenas. Podemos pensar en la abuela, una abuela que se ocupa de cuidar a la hija mayor de Precious, que trae tuppers de comida y los mete en el congelador.
Gracias a su conexión con Blu Rain, Precious encuentra una suerte de familia alternativa. Blu Rain intenta conectar con ellas desde algo muy simple: que digan su “Nombre, lugar de nacimiento, color preferido, algo que hagan bien, y motivo por el que están ahí”. Precious no puede decir nada que haga bien. De hecho, está tan anulada, que a la pregunta de “¿Y cómo te sientes?”, Precious responde “AQUÍ”. Un AQUÍ con el que posiblemente diga: “No sé cómo me siento… pero por lo menos estoy viva, por lo menos hoy he sobrevivido, por lo menos he podido llegar… HASTA AQUÍ”. Sin duda hay una importante desconexión con sus propios sentimientos.
Además de en lo emocional, casi podríamos decir que la profesora es fundamental para la supervivencia física de Precious: La acoge en su casa con su hijo recién nacido cuando no tenía ningún lugar a donde ir, le pide que vaya al médico (algo que nunca antes había hecho),…
Quizás podamos decir que la Escuela Alternativa supuso para Precious una alternativa real de vida, otra forma de vivir (y ya no sólo de sobrevivir). Gracias a ella puede aprender a escribir (y desarrollar una faceta que le gusta), a leer (y así coger el metro sin perderse), a relacionarse y sentirse querida, y desde ahí a ser madre. Puede cuidar y proteger a su hijo, hacerse cargo de él.
Quizás sea especialmente significativo, desde el punto de vista de profesionales de la salud, la conversación con la que finaliza la película, que tiene lugar con Precious, su madre y la trabajadora social o psicóloga presentes. ¿Realmente quiere la Psicóloga conocer la historia de Precious? Esta viñeta me recuerda a una que narró Neil Altman en Madrid el verano pasado: Con su grupo de estudiantes de Psicoanálisis en La India, salían a la calle para relacionarse con la gente “de la calle”. Algunas historias eran tan duras que los estudiantes “reculaban” al oírlas.
En este encuentro la madre de Precious relata la historia de abusos y cómo se sentía ella al respecto. La psicóloga parece indignada ante el hecho de que la madre no protegiera a Precios cuando era sólo una niña… Ante esta narración, Precious percibe que la Psicóloga no sabe cómo manejar la situación. Le dice: “Usted me gusta, pero no me puede ayudar. Esto la supera.” Entonces, Precious se marcha, despidiéndose de la madre: “Nunca he sabido cómo eras hasta hoy. No me volverás a ver”. Se marcha, no sola, sino con sus dos hijos. Por un lado, Precious siente que es ella quien se tiene que hacer cargo de la situación, que percibe como demasiado dura para la psicóloga. A la vez, en esa decisión, está el romper de una vez por todas con una madre que siente no podría reportarle nada bueno.