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No other land

Título original: No Other Land
Año: 2024
Duración: 95 min.
País: Palestina
Dirección: Yuval Abraham, Basel Adra, Hamdan Ballal, Rachel Szor
Guion: Basel Adra, Rachel Szor, Hamdan Ballal, Yuval Abraham
Fotografía: Rachel Szor
Reparto: Yuval Abraham, Basel Adra, Hamdan Ballal

Música: Julius Pollux Rothlaender

Sinopsis:  

Basel Adra, joven activista palestino de Masafer Yatta, en Cisjordania, lucha desde su infancia contra la expulsión masiva de su comunidad por las autoridades israelíes. Documenta la erradicación a cámara lenta de los pueblos de su región natal, donde los soldados desplegados por el gobierno israelí derriban poco a poco las casas y expulsan a sus habitantes. En un momento dado, conoce a Yuval, un periodista israelí, que le apoya en sus esfuerzos. Surge así una improbable alianza. Pero la relación entre ambos se tensa por la enorme desigualdad que los separa: Basel vive bajo ocupación militar mientras que Yuval vive libremente y sin restricciones. 

Premios:

2024: Premios Oscar: Mejor largometraje documental.
2024: Premios BAFTA (Reino Unido): Nominada a Mejor documental.
2024: Festival de Berlín: 2 premios.
2024: Premios del Cine Europeo (EFA): Mejor documental. 2 nominaciones
2024: Premios Independent Spirit Awards: Mejor largometraje documental.

Comentario de 

Ignacio Blasco Barrientos

Escribo esta reseña con sumo respeto, con el respeto que merece una película-documental de este calado: Político, social y humanitario. Y bajo una realidad incómoda: El miedo que muchas veces tenemos (tengo) a escribir sobre conflictos que puedan generar controversias ideológicas o políticas; En este caso, quiero subrayar que por encima de las posiciones políticas y revisiones históricas que ofrece uno de los conflictos más controvertidos de la historia de nuestro planeta, lo que nos muestra “No other land” es la realidad de una comunidad que vive cotidianamente con la pérdida y con la violencia.

 “No other land” es una invitación a pensar el mundo, las diversas realidades y los contextos sociopolíticos, pero por encima de todo la propuesta de Yuval Abraham junto al activista incansable Basel Adra es un trabajo de humanidad y realidad. Los psicoanalistas relacionales trabajamos con conceptos como subjetividad, contexto o experiencia, siempre bajo la premisa de generar una narrativa suficientemente coherente para poder vivir con ella. Este documental es la escenificación de un trauma, y como bien sabemos el trauma tiene muchos pliegues y recovecos que, a la larga, nos vuelven a golpear. El documental de 95 Minutos nos muestra en vivo una realidad que para los diversos protagonistas, que no actores, es y será traumática. Aquí no hay narrativa posible, porque no hay espacios para ella, el único lenguaje posible es el del alarido o la súplica. El narrador se limita a la mera descripción de una barbarie en riguroso directo, grupos armados que destruyen literal y simbólicamente hogares de una comunidad entera, avalados por un papel firmado por un señor en un despacho. Enfermizo es poco.

Hay secuencias que nos muestran la capacidad disociativa o psicopática que ciertas personas pueden activar en ciertos contextos, llevando al espectador a sensaciones de angustia e impotencia. La cruda realidad de Masafer Yatta, poblado donde reside Basel Adra desde que es niño, es la repetición de aquello que Hanna Arenth denominó “La banalidad del mal” en su impecable disección del fenómeno de la autoridad en según qué contextos y poblaciones. Los discursos políticos enfangan la realidad cuando no la vuelven tendenciosa, pero lo que nos muestra “No other Land” es justamente la anti política: No existe el grupo, la cooperación ni colaboración para un bienestar común, no existe un diálogo o negociación porque no hay un reconocimiento del otro, hay un intento de eliminarle o, en el mejor de los casos quedarse con todo lo que tiene, por el simple goce de dejarle sin nada. Tan Kleiniano como desesperanzador.

Mutualidad, intersubjetividad, relacionalidad son conceptos que no caben en las escenas de la cinta.  Es en estos momentos donde el documental logra transmitir la complejidad de las experiencias humanas en situaciones extremas, recordándonos que detrás de cada imagen y cada relato hay historias de dolor, resistencia y supervivencia. La manera en que se muestran ciertas escenas nos permite entender cómo el trauma y el contexto pueden transformar la percepción y el comportamiento de las personas, incluso en las circunstancias más adversas. Este enfoque nos invita a cuestionar las narrativas simplificadas y a reconocer la multiplicidad de realidades que coexisten en un mismo escenario. La película-documental no solo nos confronta con la crudeza de la realidad, sino que también nos desafía a reflexionar sobre la importancia de escuchar, comprender y empatizar con quienes viven estas experiencias, sin reducir su historia a una sola dimensión. Si la veis con detalle y tiempo os invito a pensar en cada una de estas mujeres y niños desahuciados; o los propios militares, conductores de maquinaria  incluso el “delegado” gubernamental: ¿Qué harán cuando se van a dormir?, ¿Cómo se levantan por la mañana, en qué piensan?, ¿Cómo interactúan con sus parejas o amigos?, ¿Cuál es su ocio?

Me ha hecho reflexionar profundamente sobre la relación entre la comunidad y el individuo desde diferentes perspectivas: ¿Cómo puede el individuo sostenerse dentro de una comunidad? ¿De qué manera la comunidad se nutre de aquellos que destacan, luchan o muestran realidades al mundo? ¿Qué papel desempeña un individuo en una comunidad fallida o sometida? ¿Cómo impactan las historias particulares de sus miembros, especialmente cuando son tan desgarradoras como la del hombre que recibe un disparo y queda parapléjico?

Me decidí a escribir esta reseña por mi propia necesidad, por intentar poner en palabras lo que sentí las dos veces que he visto “No other land”, por compartirlo con colegas, quitándome el miedo a hablar de ello, a sentirme juzgado, mecanismos censores propios y grupales que muchas veces obvian realidades indigestas como la que no muestra la película. Película que recibía un Oscar en uno de los espacios más lujosos del planeta, mientras tanto, uno de los directores era golpeado y detenido frente a su casa en Cisjordania. Cada vez son más habituales estas situaciones esquizofrenizantes, parafraseando a Jorge García Badaracco. Creo que si no escribimos, hablamos o sentimos, normalizaremos estas situaciones y nos veremos arrollados por ellas.

No dejéis de ver “No other land”, no miréis a otro lado.

 

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