El relevo del samurai
SINOPSIS Película basada en el libro de John Carlin "El factor humano" (Playing the enemy: Nelson Mandela and the Game That Changed the World) y ambientada después de que Nelson Mandela saliera de la cárcel y se convirtiera en presidente de Sudáfrica. Poco después, en 1995, el país celebró el campeonato del mundo de rugby, tras años de ser excluidos de las competiciones debido al apartheid. Evento que Mandela (Morgan Freeman) impulsó y utilizó, con la ayuda de la estrella de rugby Francois Pienaar (Matt Damon), como vía para acabar con el odio y la desconfianza existente durante décadas entre la población blanca y negra del país. (FILMAFFINITY)
Aviso para navegantes: en este escrito usamos la película para pensar sobre aspectos de nuestro trabajo psicoterapéutico y hablamos de ella dando por sentado que el lector ya ha visto el film.
Como suele sucedernos a menudo cuando dialogamos con una película que nos ha interesado, nos hallamos ante un sinfín de posibilidades sobre las que podríamos decir algo. En esta ocasión comentamos dos aspectos que nos han parecido inspiradores: Aquello que el personaje de Mandela representa en la filmografía de Eastwood y la inspiración como elemento integrador.
En la trayectoria filmográfica de Eastwood, reconocemos a menudo al pistolero solitario, el personaje junto al que ha ido evolucionando. Este modelo de hombre se ha ido transformando a través de los años. En sus orígenes usaba la violencia para salirse con la suya y la venganza como único medio para calmar el daño recibido. Con el tiempo le vimos reconocer en Sin perdón las catastróficas consecuencias del uso de la violencia. Finalmente se despidió en Gran Torino, mostrando un manejo más creativo del conflicto, ya comentado en un anterior cine y psi. (http://www.psicoterapiarelacional.es/LinkClick.aspx?link=649&tabid=249)
En Invictus encontramos un hombre que debe encarar también el resentimiento, el dolor y la fragmentación. Pero el personaje de Mandela parece haber aprovechado hasta el último ápice de su propia historia personal, sintiendo que nada fue en vano. Y lo utiliza para el desarrollo de algo muy creativo y esperanzador. Este personaje parece sentir la fortaleza de quien ha podido superar el resentimiento ante situaciones dolorosamente adversas y espera ilusionado que otros así puedan valorarlo y estén receptivos a sus propuestas.
Una de las escenas que condensan de un modo muy creativo, a nuestro entender, el lugar y el momento, el espacio-tiempo, en el que se halla inmerso el personaje principal, es aquella en la que Mandela se está afeitando. En este tipo de escenas Eastwood sigue siendo el más rápido: sin palabras consigue en unos pocos segundos condensar y transmitir, sobre todo por vía implícita, cuál es el dilema al que se enfrenta el protagonista: cómo integrar un país dividido por el resentimiento y el deseo y el temor a la venganza con la ilusión y la esperanza ante lo nuevo como posibilidad reparadora.
Mandela se encuentra en ese momento, en ese e-t, previo a saltar al ruedo. En la escena que destacamos la espuma blanca de afeitar cubre la mitad del rostro negro de Mandela, reflejando en su expresión el conflicto al que debe enfrentarse: el desencuentro a causa del color de la piel. La tarea es intentar integrar el blanco y el negro para que puedan desplegarse todos los colores. La escena cobra aún mayor intensidad cuando su rostro nos evoca al de un payaso: la tarea que va a asumir implica también el riesgo de parecer un payaso o un iluso por confiar en la receptividad como fuerza motora del cambio.
Atendamos un momento este fragmento de conversación que el personaje de Mandela mantiene con el capitán de la selección sudafricana de rugby.
M: Dígame François, ¿cuál es su filosofía a la hora de liderar? ¿Cómo hace que su equipo se inspire para rendir al máximo?
F: Dando ejemplo. Siempre he pensado que hay que dar ejemplo, Señor.
M: Eso es verdad. Una verdad como un templo. Pero ¿cómo lograr que sean mejores de lo que ellos creen que pueden ser? Eso es muy complicado creo yo. LA INSPIRACIÖN es la clave… ¿Cómo hallamos la inspiración para superarnos cuando no nos queda otra opción?... ¿Cómo hacemos que los demás también se inspiren?... A veces yo creo que a través del trabajo de otros.
En el film Mandela parece encontrar la inspiración a través del trabajo de otros en estos deportistas. Ellos representarán ante el mundo, en un momento y lugar determinados – dentro de un año el mundial de rugby en Sudáfrica- a todo un todo país dividido, en desencuentro. Mandela sabe que el equipo nacional de rugby – y lo que éste representa- es un elemento ampliamente rechazado por la población sudafricana negra pero, a la vez, es un referente muy valioso para la minoría sudafricana blanca. La posibilidad de ser observados por millones de personas en todo el mundo supone una gran oportunidad para imaginar un desenlace diferente. Creemos que Mandela puede imaginar que su nación, a pesar de haber sufrido la humillación de ser repudiada por el mundo, será capaz de superar el atrapamiento en el resentimiento para ofrecer una alternativa más creativa. El mundial de rugby puede servir de inspiración para construir un país nuevo, más integrado. La nación arco iris empieza en cada pequeño detalle. Para ello ambos, blancos y negros, deben intentar permitirse comprender un poco más de cerca la realidad de sus compatriotas.
A nosotros nos hizo pensar en el reciente Mundial de fútbol, también en Sudáfrica. Lo seguimos bastante. Nos pareció encontrar en el juego de la selección campeona, España, la inspiración para la co-construcción de un modelo de equipo distinto. Un modelo que no se sustente tanto en lo nacional, como en lo universal, partiendo de la ilusión por colaborar en el desarrollo del mejor juego posible basado en lo creativo. Al recordarlo acudieron a nuestra mente las palabras que Mandela dirige en el film a su nuevo equipo de trabajo. La escena se desarrolla cuando Mandela asume el poder de manera oficial y los funcionarios blancos están dando por sentado que tendrán que abandonar el barco:
M: …. Pero si están recogiendo sus cosas porque temen que… la lengua, el color de la piel, o el haber trabajado para otro gobierno les desacredita para trabajar aquí quiero decirles que no hay nada que temer. El pasado es el pasado. Hay que mirar al futuro. Necesitamos su ayuda, queremos su ayuda. Y si deciden quedarse, estarán haciendo un gran servicio a su país. Lo único que les pido es que hagan su trabajo lo mejor que puedan y con buena voluntad... Les prometo hacer lo mismo.
La película transmite templanza y serenidad. Eastwood ya hace un tiempo que nos va preparando para su despedida. Creemos que el personaje de Mandela encarnado por Morgan Freeman representa un nuevo modelo de hombre, es el relevo del samurai…Recordemos que el personaje que catapultó al estrellato a Clint Eastwood fue el de un pistolero solitario en el film de Leone Por un puñado de dólares, basado en el clásico film de Akira Kurosawa Yojimbo, cuyo protagonista es un samurai decadente y vagabundo, que parece invencible.
Tras el triunfo de la selección sudafricana, mientras la gente, blancos y negros, celebran juntos la victoria, vemos a Mandela circular sin prisa entre la multitud, recitando para sus adentros estos versos que le ayudaron a salvar no sólo su vida durante su encarcelamiento, sino también su alma:
“Doy gracias al dios que fuere
Por mi alma inconquistable.
Soy el amo de mi destino
Soy el capitán de mi alma”