Comentario de
María Javiera Pomés
Durante el cine fórum de este año, tuve el agrado de presentar la película Ema, un largometraje dramático chileno de 2019, del director Pablo Larraín, con un guión escrito por él mismo, junto a Guillermo Calderón y Alejandro Moreno, protagonizada por Mariana di Girolamo y Gael García Bernal. Un doloroso proceso de adopción visto desde el punto de vista de los padres cuestiona la idea que se tiene sobre la familia como tal. Desarrollada en el Valparaíso actual, en un ambiente donde los protagonistas son personas ligadas al mundo de la danza. En ese entorno es que Ema intenta reconstruir su vida después de que un terrible suceso ha logrado desestabilizar su familia y su matrimonio.
La propuesta de Pablo Larraín está tan cargada de símbolos, que cuesta pensarla de forma inmediata. De hecho, al final de la película. parece que nosotros quedamos más afectados cuando la protagonista, parece desprovista de esta angustia (McDougall, 2020). Por lo mismo, creo que no podemos pensarla fuera de su contexto. En 2019, año en que se estrenó esta película, la tensión sociopolítica en Chile se sentía como nunca. El movimiento estudiantil álgido desde el 2016 buscaba una educación pública y de calidad y con el pasar de los años solo se fueron sumando más peticiones: salud pública y de calidad, abolición del sistema privado de pensiones, la búsqueda de cerrar un poco la brecha social que abrieron con tanta profundidad los Chicago Boys en la dictadura del 80. Yo soy de esa generación, crecimos en las calles, insurrectos, rebeldes, imparables. Creíamos que teníamos la voz, la razón y la fuerza para cambiar los cimientos del país.
Ema es la exacerbación de una generación. ¿podemos culparla?
Por otro lado, otra de las demandas importantes en esta época fue la abolición del SENAME: servicio nacional de menores ¿servicio? ¿a quién sirve una institución que marginaliza la infancia abandonada? En Chile decimos que es nuestro trauma colectivo, del que no sabemos cómo hacernos cargo, porque lo seguimos reproduciendo. Todos sabemos que un niño del SENAME no tiene futuro, o acaba drogadicto o delincuente y no conozco a nadie que haya durado más de 6 meses trabajando en esta institución.
Otro contexto importante en la película, es que ocurre en el lugar que más le calza: Valparaíso es la vecina, históricamente alternativa y con menos recursos, de la gran capital y su vecina Viña del Mar. Gestadora de artistas y movimientos políticos alternativos y radicales, parece ser que Ema solo podría ser hija de esta ciudad.
Ya con esta breve reseña del contexto cultural, espero que la imagen que se hayan hecho de Ema pueda ser un poco diferente. En Chile esta película fue odiada o amada, tan polar como los años que políticamente vivíamos en ese entonces, muy en contraposición a la oscuridad que Pablo Larraín presentó en películas anteriores, como el Club, en esta, bajo luces de Neón nos muestra a Ema, desde mi perspectiva, sin dejar la crítica social.
Aún así, conociendo el contexto sigue la pregunta que todos tenemos al finalizar esta película ¿Quién es Ema? Todavía no lo tengo claro. Al principio parece ser una mujer que la maternidad rompe, a ella la rompe, la fragmenta y comienza a disparar en todos los sentidos ¿buscando a alguien? ¿buscando algo? La crisis de no poder sostener la maternidad y paternidad, rompe la pareja, el espacio laboral y el peso de la carencia de su capacidad de maternar cae sobre Ema, quien al mismo tiempo, lo pone sobre Gastón. Luego al final de la película, parece todo aún más complejo cuando se descubre la intencionalidad tras la máscara.
El narcisismo se caracteriza por la necesidad de no diferenciarse del objeto para sostener la propia existencia. Quizás lo difícil de entender a Ema, es justamente, la dificultad en la representación de sí misma, la base de lo narcisista para McDougall (1982). Da la sensación de que fuera un adolescente, a punto de descubrir algo sobre sí misma que al mismo tiempo parece nunca llegar. Pareciera que necesita de los otros para hacer el uso de ellos como objetos transicionales hacia la propia confirmación de su existencia, ponerse en riesgo y confirmar los límites para sentirse viva. ¿Está lidiando con una crisis de no poder ser madre o la crisis es lo que se siente cotidiano y lo materno surca aún más esa trizadura?
Como dice Jessica Benjamin: Narciso ha sustituido a Edipo como mito representativo de la sociedad postmoderna, mientras Edipo representaba la responsabilidad y la culpa, ¿Dónde está lo culposo y reparador de Ema? ¿Quizás a través de la danza con sus amigas? pero al mismo tiempo, parecen vínculos utilitarios. Narciso representa la preocupación por uno mismo y la negación de la realidad. Ema parece crear un universo paralelo para reafirmar su existencia, donde a cada uno le da un papel, alrededor de sí misma. El malestar actual no es el de padecer demasiada culpa, sino demasiado poca. Quizás la reparación de Ema se basa en estos mismos lineamientos, ¿es una reparación o es una negación del dolor de la pérdida de ella misma proyectada en Polo?
¿Cuál es el deseo del hijo en este escenario? (Luteraeu, 2024) Ema nos parece la antítesis del ideal de madre, no se trata de lo materno, se trata de ella ¿Realmente seduce a todos alrededor de ella por el deseo del hijo? El deseo del hijo es quizás uno de los más ambiguos de los deseos, como hemos ya transitado en este cine fórum, nadie sabe qué se desea cuando se desea un hijo, ¿un deseo de trascender? y entonces, ¿qué es esa trascendencia? ¿consolidar una familia?, la madre de Ema dice “la familia son los hijos” ¿pero quién ha sido esta madre con quien también parece que en un momento hubo una confusión de lenguas? (Ferenczi, 1985) Sino, ¿por qué nos sentiríamos tan incómodos con la imagen en la que ponen muy juntas sus cabezas?
No podemos hablar de lo materno -o de la falta de lo materno- en Ema, sin hablar de lo poco que vemos de su relación familiar: ¿Quién y cómo es esta madre a la que ella rechaza cuando le dice que le prometió estar juntas? ¿Qué ha pasado entre ellas para que Ema grite a Gastón “yo era la niña y tú tenías que cuidarme”? ¿Qué pasó con Ema y el abandono de su padre a su edad de 4 años, quién luego ella relata que está muerto? ¿Qué nos dicen estas breves pistas sobre la matriz relacional en la que se constituyó Ema?¿Creemos en esta supuesta muerte del padre o es una forma de defenderse de la falta de amor de un padre ausente?¿Cómo diferenciar entre las defensas y los intentos de reparación cuando todo parece tan mezclado? Quizás Ema también fue una niña que cumplió los requisitos para entrar al SENAME. Frente a un padre que abandona y una madre que mantiene sola a sus tres hijas, quizás el dolor de Ema es tener que haber aprendido a regularse sola, lo que vemos en la constante confusión que aparece en todos sus vínculos. Y si la psique se construye en grupo, el déficit es lo que deja construirse solo.
¿Cuál es el deseo del hijo para Ema? Al final, no hay tal cosa como un bebé (Winnicott), sino que es la madre quien debe ayudar a ese otro a constituirse como un otro. La madre diferencia al bebé y el bebé subjetiviza a la madre cuando se da cuenta de que ella puede sobrevivir a él y que pueden reencontrarse. ¿En qué posición ha quedado Ema con su madre?
En una escena entre Ema y Gastón, notamos la confusión de lenguas entre ella y Polo. La erotización del vínculo nos llama rápidamente la atención. Al mismo tiempo, Polo es un niño que no habla en casi toda la película. Da la sensación, que Ema actúa todo para estar cerca de Polo, pero ¿quién es Polo? ¿Es ella misma? Pareciera que actúa que si no veo la diferencia, no sucede. ¿Por qué Ema necesita esta relación fusionada para reconocer su existencia? El objeto del narcisista no es el simbiótico del psicótico, su sí mismo es cohesivo, el déficit en lo especular bloquea la representación del objeto-self diferente del sí mismo, por lo tanto, los otros se usan como reafirmación del sí mismo, como objetos transicionales constantes, es lo que fundamenta la angustia ante la amenaza de pérdida del objeto, en esta caso, la pérdida de Polo. La dependencia de Ema de los otros es vital.
De esta forma, parece que el fuego aparece también como un elemento de continuidad entre ella y Polo, que es al final, la continuidad de sí misma. Desde la primera escena, el semáforo en rojo ardiendo, la cámara se aleja y nos presenta por primera vez a Ema, lanzallamas en mano y luz verde. ¿asegurar la destrucción la asegura viva? ¿Es la destrucción una forma de asegurar la continuidad de los objetos transicionales, que sobreviven y de esta forma también sobrevive Ema?
Ema explota -e incendia- las relaciones alrededor de ella y lo transparenta como algo obvio al final de la película, nos resulta difícil, quizás, imaginar a una persona siendo capaz de usar a todos aquellos, que podían apartarla a ella en su deseo de fusión con Polo. Las relaciones de Ema se basan en la complementariedad (Benjamin, 1996), la seducción es lo que marca su asimetría de poder. No hay ningún personaje secundario que quede sin ser seducido. El mundo de Ema se gesta desde sentirse ama de su contexto.Es intentar reparar el déficit, desde la misma lógica de complementariedad. El reconocimiento no existe, porque en el momento en que reconozco a otro, pierdo la afirmación de mi existencia a través de la fusión y la utilidad que implica ese otro como objeto transicional.
Pero quizás si nos ponemos en los zapatos de Ema y volvemos a la escena en que quieren echarla del trabajo en la escuela, podemos entender la reactividad destructiva, podemos entender que no haya un espacio del reconocimiento de su dolor, y a pesar de que las amigas lo intenten, la confusión en las relaciones es mayor. La necesidad de Ema es de utilizar y destruir a todos aquellos que podrían primero destruirla a ella. Quizás Melanie Klein diría que nos faltó una fase depresiva.
Por otro lado, contrario a estos argumentos, Kohut (1986) destaca lo saludable de las regresiones narcisistas en momentos de adaptarse a las crisis pero volvemos a la pregunta ¿cuál fue la crisis? ¿Es que hubo UNA crisis o estamos en una crisis constante del déficit (Killingmo, 1989)? Quizás lo saludable en Ema es haber sobrevivido, como pudo, pero haber sobrevivido. Quizás nos veamos más tentados a recurrir a Kernberg y esperar que lo destructivo de Ema tenga una causalidad, en el fondo, relacional, que nos permita empatizar más con ella, quizás por lo mismo, no puedo sino mirarla desde el contexto de un Chile polarizado.
Referencias
Benjamin, J. (1996) Los lazos de amor. Psicoanálisis, feminismo y el problema de la dominación. Paidós, Buenos Aires.
Benjamin, J. (1997) Sujetos iguales, objetos de amor. Paidós, Buenos Aires.
Ferenczi, S. (1985). La confusión de lenguas entre los adultos y los niños.(El lenguaje de la ternura y el lenguaje de la pasión). Clínica y Análisis Grupal.
Kernberg, O. (1979) Desórdenes borderline y narcisismo patológico.Bs.As. Ed. Paidós.
Killingmo, H. (1989) Conflicto y déficit: Implicancias para la técnica. Libro Anual de Psicoanálisis. Londres. IPA
Klein, M. (1928). Estadios tempranos del complejo edípico. Psicoanálisis del desarrollo temprano. Contribuciones al psicoanálisis.
Kohut, H. (1986) ¿Cómo cura el análisis? Bs. As. Ed. Paidós.
López Mondejar, L. (2022). Invulnerables e invertebrados. Mutaciones antropológicas del sujeto contemporáneo. Ed. Anagrama, España.
Lutereau, L. (2024). El lado oscuro de la familia. Bs. As. Ed. Letras del Sur.
Mc.Dougall, J. (1982). Narciso en busca de una fuente. Alegato por una cierta anormalidad. Barcelona. Ed. Petrel.
McDougall, J. (2020). El paciente desafectivizado. Reflexiones sobre la patología del afecto.Revista de psicoanálisis, ISSN 1135-3171, Nº. 88, 2020 (Ejemplar dedicado a: Los afectos en la clínica y en los diferentes modelos.), págs. 15-38
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