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DOLOR Y GLORIA
Año: 2019
Duración: 113 min.
País: España
Dirección: Pedro Almodovar
Guion: Pedro Almodovar
Música: Alberto Iglesias
Fotografía: José Luis Alcaine
Montaje: Teresa Font
Reparto: Antonio Banderas; Penélope Cruz; Asier Etxeandía; Leonardo Sbaraglia; Julieta Serrano; Raúl Arévalo.
Sinopsis: Un director de cine se encuentra en el ocaso de su carrera, y ante la incapacidad de escribir, dirigir, y crear nuevas historias, dedica su tiempo a recordar su primera infancia, sus primeras excitaciones y deseos, su primer gran amor adulto en el Madrid de los años ochenta, y sus frustraciones en la etapa en la que también se sentía vivo y lleno de creatividad.
Premios: 2019: Premios Oscar: Nominada a Mejor película internacional y Actor (Banderas); Globos de Oro: Nom. a Mejor actor (Banderas) y película de habla no inglesa: Festival de Cannes: Mejor actor (Antonio Banderas); 7 Premios Goya: incluyendo Mejor película, director, actor (Banderas) y guion; Premios BAFTA: Nominada a Mejor película en habla no inglesa; Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor actor (Antonio Banderas)
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Autora de la Reseña: Rosario Castaño Catalá
Si Almodóvar estrena película yo voy a verla sin mirar críticas y sin saber el argumento, no me pregunto si me gustará o no; lo que en realidad me interesa es qué se le habrá ocurrido de nuevo para que valga la pena plasmarlo en un guión, seguro que es algo vital, afectivo y muy actual.
Ante la incapacidad de crear algo nuevo, y la impotencia de no sentirse vital, el protagonista empieza a recordar momentos clave de su vida: desde la infancia hasta el presente, pasando por recuerdos de las vivencias de su etapa más creativa, que coincide con su primer amor adulto. Como siempre, la música y la fotografía, así como la estética son espectaculares, y el guión está ensamblado de tal manera que va envolviendo al espectador como si estuviese en un tiovivo.
En un principio me resultó difícil subirme a ese tiovivo pero, una vez arriba no me quería bajar, fascinada por las imágenes que muestran un recorrido que me recuerda al que se realiza en un proceso psicoterapéutico. Almodóvar afirma en una entrevista que ha sido una película terapéutica aunque no le gusta ese término, sin embargo, al finalizar el rodaje sintió alivio y descanso.
Los pacientes suelen manifestar alivio cuando van terminando una psicoterapia, pues perciben que han hecho un gran esfuerzo, que ha valido la pena recordar para poder olvidar. Del mismo modo que en Dolor y Gloria, los recuerdos van siempre asociados con las emociones, conectando el pasado con el presente, solo así una psicoterapia llega a tener sentido, con mucho trabajo de introspección, de mirar hacia dentro y también hacia el mundo y sosteniendo el miedo al sufrimiento, por eso no me extraña que en la presentación de su película en el festival de Cannes Almodóvar se haya mostrado feliz y tranquilo, según sus propias palabras.
En ese proceso de recordar en una psicoterapia la memoria es selectiva y no se rescatan todos los recuerdos, como ha hecho el protagonista de esta historia. El paciente trae al presente momentos que tienen que ver con la memoria implícita en su doble dimensión: procedimental, que es cognitiva y tiene que ver con “cómo se hacen las cosas” y emocional-afectiva, que se refieren a las experiencias de las primeras relaciones afectivas entre la madre y el hijo (ver Coderch, 2014)[1]
En esta historia también podemos asistir a lo que los psicoterapeutas denominamos Momentos ahora y Enactments.
Un enactment es una puesta en acción muy breve que requiere la presencia de otra persona, en el caso de la terapia, esa persona esta representada por el terapeuta. Hay mucha emoción aunque no se tiene conciencia de lo que está ocurriendo hasta que no pasa ese momento, y se pone en valor el significado de lo que ha ocurrido. Esta escena que acaba de ocurrir es muy valiosa si se sabe rescatar por lo que tiene de contribución al cambio y a la evolución del paciente.
Los enacments son espontáneos porque no están ni en la conciencia del paciente ni en la del terapeuta, incumben al mundo interno del paciente, y están siempre relacionados con los Momentos ahora, que son cruciales en el proceso de cambio (ver Ávila, Coderch, Lichtenberg, Lachmann, Fossahge) [2]
Almodóvar rescata y recrea momentos en relación con la madre y el padre, con el descubrimiento de sus primeras pulsiones de deseo sexual, su primera pasión y amor adultos, su primera decisión de terminar con una pareja, y las primeras sensaciones de libertad, cuando se da cuenta que sus proyectos tienen valor y quiere seguir por ese camino.
Pero no se queda ahí, el guión nos va llevando por su presente, el dolor de la enfermedad y el envejecimiento, de las pérdidas de todo aquello que nunca más volverá, de esas amistades y amores que vamos dejando por el camino, representado con gran acierto por el actor Antonio Banderas.
El título está muy bien elegido, Dolor y Gloria; perder y ganar; sufrir y gozar, pura vida de la que no podemos escapar aunque todos lo estemos intentando constantemente. Estoy segura que saber perder y saber sostener el sufrimiento de esas pérdidas nos hace más vulnerables pero a la vez más fuertes, lo que nos permite tener momentos de gloria, y seguir viviendo con ese sentimiento tan poderoso y creativo de sentirnos vivos, y llenos de esperanza, como escribe el poeta Javier Ruiz Taboada (2009, pg 123) [3] en su poema “ De nuevo”:
“Aquí empieza el camino de nuevo:
En la gota que colma el vaso,
En el vaso medio vacío,
En el vacío del sueño en el que vuelo,
En el nido que cuelga de la rama más fina…
…. Donde todo termina,
todo empieza de nuevo”
[1] Coderch, J (2014) Avances en el psicoanálisis relacional. Nuevos campos de exploración para el psicoanálisis. Col. Pensamiento Relacional. Vol. 10
[2] Ávila Espada, A (2005) Al cambio psíquico se accede por la relación. Intersubjetivo. 7: 195-220
Lichtenberg, J.D. Lachmann, F.L. y Fosshage, J.F (2002) A spirit of Inquiry: comunication in Psychoanalysis. Hillsadale, N.J. The Analytic Press.
[3] Ruiz Taboada, J (2009) Ropa interior. Ed. Renacimiento.
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