Por distintas causas, la práctica de psicoterapia y psicoanálisis con una sesión semanal se halla cada vez más extendida. Sin embargo, es indudable que se trata de algo de lo que nunca se habla en los foros psicoanalíticos ni tampoco en las revistas especializadas. Posiblemente, ello se debe a la existencia de una actitud reverencial hacia la metodología clásica, con la exigencia de un número considerable de sesiones para que un tratamiento pueda considerarse psicoanalítico, debido a lo cual el tratamiento semanal se juzga como algo fuera del campo del psicoanálisis. Se considera que esta actitud se debe, en gran manera, a que siempre se ha juzgado la frecuencia semanal desde la perspectiva del análisis tradicional, necesitado de favorecer la regresión y la dependencia del paciente a través de un número elevado de sesiones semanales. El presente trabajo intenta abrir brecha en este muro de silencio, exponiendo distintos razonamientos teóricos que muestran la posibilidad de llevar a cabo el PRSLD con beneficio para el paciente. Una parte importante de estos razonamientos se basa en el carácter natural ‐sin la presencia de los artefactos propios del encuadre clásico‐ de este tipo de tratamiento, lo cual da lugar a la ausencia de lo que suele aparecer en todos los tratamientos, sean farmacológicos o psicológicos: los síntomas secundarios indeseables. La frecuencia semanal, practicada de acuerdo con el paradigma relacional, es un ritmo humano que no ejerce presión psicológica sobre el paciente y no impone condiciones artificiales a la relación. Gracias a ello, el PRSLD se pone al servicio de lo que en la medicina clásica se denominaba vis medicatrix naturae (la fuerza curativa de la naturaleza), en lugar obstaculizarla con un complicado arsenal terapéutico.
La práctica del PRSLD se basa en el diálogo abierto y espontáneo en el que la asimetría
paciente/analista se reduce al mínimo. Este diálogo se apoya en la búsqueda de una base de apego seguro por parte del paciente y en la naturaleza constitutivamente intersubjetiva de los seres humanos. La mentalización figura como la estrategia princeps en la práctica del PRSLD, de modo que también puede considerarse a éste último como un tipo de trata miento basado en la mentalización. Se exponen dos ejemplos clínicos. El primero de ellos se basa en el apoyo a las tendencias curativas de la naturaleza a través del diálogo. El segundo, sin dar de lado al diálogo, en el empleo de la mentalización.
Palabras clave:
Psicoanálisis Relacional,
Encuadre psicoanalítico,
Duración del tratamiento.
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En este trabajo intento distanciarme de forma matizada del psicoanálisis intersubjetivo de Stolorow y colaboradores, en su idea de que no existe un cuerpo distintivo de teoría clínica ni diagnóstico de los que puedan derivar recomendaciones “técnicas” que guíen la práctica. No obstante, la actitud del terapeuta se modifica dependiendo de los estilos propios de relación ante los diferentes estilos relacionales de los pacientes que atiende y esas diferencias requieren – en mi opinión ‐ cierto modo de diagnóstico. Admitiendo que ninguna persona puede ser una pantalla totalmente en blanco, se acepta que la transferencia incluye las reacciones espontáneas y naturales del paciente ante la
situación actual, en la que el terapeuta es un objeto real. El terapeuta que funciona en el registro de la responsividad óptima tiene en cuenta tanto los marcadores o señales que el paciente da de lo que espera de las respuestas del terapeuta, así como de las reacciones del paciente a las respuestas percibidas. Recurro, en especial, a las orientaciones de Bjørn Killingmo (1989, 2000) cuando sugiere que la tarea del analista es diferente ante sujetos que padecen una “patología de conflicto”, frente a los que padecen una “patología por déficit”.
Palabras clave:
Contratransferencia,
Transferencia,
Psicoterapia Relacional,
Diagnóstico y técnica,
Patología por déficit,
Patología por conflicto.
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En el presente artículo se hace un análisis de determinados recursos técnicos que se han puesto en liza a lo largo del presente Siglo XXI en algunas escuelas de psicoterapia psicoanalítica. Todos ellos están engarzados en un mismo presupuesto: la acción terapéutica está intrínsecamente ligada a la actitud terapéutica. Para ello comenzaremos con una revisión de algunos conceptos de Western y Gabbard en cuanto a la internalización, poniéndolas en relación con otros recursos teóricos y técnicos.
Posteriormente haremos una discusión de otros conceptos que están en boga en la práctica psicoterapéutica como enactment, autorrevelación (selfdisclosure), responsividad óptima, momentos de encuentro o conocimiento relacional implícito. Todos estos recursos pasan por una actitud activa del terapeuta, participando constantemente con diversos recursos y consciente de la influencia que produce en la matriz relacional que constituye el encuadre terapéutico.
Este trabajo pretende, por tanto, poner en relación conceptos del actual psicoanálisis relacional, preconizados por S. Mitchell, con otros de diferentes escuelas psicoanalíticas como el intersubjetivismo, la psicología del self o la psicoterapia dialytica. En cuanto a esta última, y a través de un trabajo de psicoanálisis comparado, mostraremos algunas de nuestras conclusiones constituyentes del inicio de un enfoque dialytico‐relacional con aplicaciones clínicas particulares.
Palabras clave:
Psicoanálisis Relacional,
Enactment,
Acción terapéutica,
actitud del terapeuta,
selfdisclosure,
psicoterapia dialytico‐relacional.
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Este artículo expone algunso aspectos fundamentales de la relación entre apego, afectos y regulación afectiva. Se detiene, específicamente, en la comunicación emocional como faceta central del fenómeno del apego y en cómo la forma que adoptan tales procesos de comunicación emocional implica la presencia de determinadas modalidades de regulación afectiva. Más allá, describe de qué modo las interacciones regulatorias tempranas son internalizadas, dando lugar a ciertas estrategias o estilos regulatorios congruentes con el tipo de experiencias de apego que el individuo haya atravesado.
Palabras clave:
Apego,
Afectos,
Regulación Afectiva,
Estrategias Regulatorias.
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En este artículo se reflexiona acerca de uno de los aspectos esenciales del psicoanálisis relacional: la experiencia terapéutica como elemento básico para el tratamiento. Parte del concepto winnicottiano de madre o entorno suficientemente bueno y lo extiende a la función del psicoanalista. Los autores proponen la idea de que la experiencia debe ser, al mismo tiempo, suficiente e insuficientemente buena, referida tanto a los cuidados infantiles, como a la función analítica. El analista para Winnicott, no es un mero receptáculo de la transferencia del paciente, cuya labor principal sería la interpretación, sino que éste debe facilitar al paciente una experiencia nueva con elementos positivos y a la vez permitiendo que el paciente encuentre las fallas de su entorno infantil, y debe reconocer que en determinados momentos es insuficientemente bueno y por lo tanto, falla al paciente. El método de Freud inauguró la posibilidad de abrir nuevos horizontes, y el psicoanálisis relacional se manifiesta muy pronto con las aportaciones de Ferenczi. Winnicott sigue la tradición iniciada por él. Se comenta el tema de la inmunidad del analista ortodoxo, poniendo el énfasis en la
implicación del analista como sujeto. Se refiere el espacio terapéutico intersubjetivo, como un espacio transicional. La importancia de la mente que se defiende con un funcionamiento hipertrófico que impide la mentalización. Se analizan los dos sentidos que tiene el término “surrender”, como entrega y como sometimiento, entendiendo que si ha fracasado la experiencia de pertenecer a alguien como algo saludable, se da paso a la necesidad de buscar relaciones patológicas de sometimiento.
Palabras clave:
Mentalización,
Madre suficientemente buena,
fallas ambientales identificaciones cruzadas,
entregarse,
someterse,
miedo al derrumbe,
transicionalidad,
Intersubjetividad.
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A lo largo de mi trayectoria como psicoterapeuta infantil Winnicott ha sido una de mis
mayores influencias. A través de la lectura de diversos artículos suyos he podido mejorar en mi trabajo. Uno de los temas centrales del autor es la importancia de las fallas ambientales y, de éstas, hablo en este trabajo a través de una exposición de diferentes
casos con los que me he encontrado en mi labor como terapeuta. Mi intención
introduciendo mi propia experiencia práctica es mostrar cómo se desarrolló, cómo lo
pensé y como Winnicott me ayudó a pensarlos. Pretendo con las siguientes líneas destacar la influencia de los padres en el desarrollo infantil de sus hijos y cómo trabajar con los primeros puede resultarnos, en muchos casos, difícil. Espero que se abra un espacio con este trabajo para pensar con y a través de él.
Palabras clave:
Fallas ambientales,
Falso self,
Sostén,
Ambiente suficientemente bueno,
Terapia como segunda oportunidad,
Espacio de juego en la terapia.
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El caso clínico que se presenta muestra como un análisis personal puede dar lugar al rescate de una memoria histórica terriblemente traumática enraizada en la guerra civil española, que ha contribuido en gran medida al malestar psíquico de una mujer profesional de 50 años, por vía de la transmisión intergeneracional de sus múltiples consecuencias.
Vemos como la guerra truncó las legítimas aspiraciones de libertad de las mujeres
republicanas que la padecieron y las condenó a vidas muy constreñidas. Observamos los terribles efectos que produjeron los asesinatos de hombres, con su ausencia de las familias, las secuelas psíquicas en los/las supervivientes: dolor, rabia, humillación, represión, vergüenza, miedo… y su impacto en las relaciones próximas.
Palabras clave:
Trauma,
Guerra Civil Española,
Género,
Clínica.
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Realizada con opcasión de sus conferencias en Ágora Relacional, Madrid, en Junio 2012
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Este artículo es una exploración de la importancia del reconocimiento, y completa clínicamente algunas ideas previas que he desarrollado sobre el reconocimiento, el tercero y la intersubjetividad. Pongo énfasis en el papel que juega el reconocimiento en la ruptura y la reparación. Trato de mostrar por qué la comprensión explícita del terapeuta sobre su propia contribución es vital para recuperar la regulación de estado en ambos miembros de la diada y para restaurar el rol del terapeuta como testigo. El reconocimiento del daño sufrido, o incluso causado por uno mismo, restablece la posición del testigo que puede soportar el conocimiento de lo que es el dolor. Esta postura es esencial para recrear el sentido de un universo lícito en el que sabemos que algunas cosas no están bien, si bien ocurren. Es increíble lo tranquilizador que resulta y cuánto más cohesionado se siente uno, cuando se valida que nuestro sentimiento es correcto, o que algo mal no está precisamente bien. Pero además, el testigo sirve como un representante de lo que yo llamo el tercero lícito, que contrarresta la pérdida desesperanzada de agencia, la impotencia, que una víctima siente cuando está rodeada de negación o disociación, y es incapaz de tener algún impacto en o de ser escuchada por un otro. Ya sea el testigo fallido un miembro de la familia, como en un trauma personal, o la comunidad mundial, como en los traumas colectivos, este fracaso puede contribuir tanto a la impotencia post-traumática como lo hacen los propios eventos.
Palabras clave:
intersubjetividad,
Terceridad,
Reconocimiento.,
Tercero
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El psicoanálisis relacional no es comprensible sin el fundamento de una perspectiva externalista, contraria a la mente aislada y crítica ante la separación ontológica “interior-exterior”. Comenta Benjamin que la relación con el tercero tampoco está meramente dentro de la mente del terapeuta. Si, en respuesta a la sobreexcitación del paciente, el terapeuta se retrae del ritmo de la regulación mutua, y elabora desde una observación distanciada y aseguradora, el paciente puede sentirlo; las formulaciones o reflexiones del terapeuta se convierten en “falsas” y son vividas por el paciente como persecutorias. A menudo somos tanto la solución como la causa de las mismas heridas que el paciente ha venido a curar. Se podría entender como una repetición, un enactment, inevitable, que parece que el propio paciente está esperando. El enactment es la ocasión también para la reparación del trauma, reaparación que siempre es relacional. Afirma Benjamin que el ideal del terapeuta como “contenedor completo”, aislado, tratando de evitar el enactment a toda costa, se convierte en realidad en un vehículo de disociación o escisión. El terapeuta que no sea capaz de reconocer sus errores y reacciones así como la justificación de las reacciones del paciente, lo desconcierta, precisamente de la misma forma en que fue desconcertado de niño, y por lo tanto engendra impotencia en la relación misma que debería promover agencia y responsabilidad. Benjamin destaca la falta de coerción y omnisciencia de parte del terapeuta relacional, lo que permite al paciente tener espacio para desarrollar su propia subjetividad.
Palabras clave:
Enactment,
Mente aislada,
Retraumatización,
Reconocimiento.
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A través de este trabajo pretendo dar cuenta de las consecuencias del modo en que Freud planteó y resolvió “el enigma de la naturaleza de la feminidad”. En primer lugar abordaré brevemente las premisas acerca de la sexualidad sobre las que se basa nuestra teoría, y plantearé una interpretación intersubjetiva de la economía sexual. A continuación mostraré cómo el problema del exceso provoca la escisión entre actividad y pasividad, conceptos a los cuales recurrió Freud, muy a pesar de todas sus advertencias en contra de su equiparación con las posiciones de género. En este punto estoy retomando algunas de mis ideas respecto a la complementariedad de los géneros como consecuencia de la escisión. Planteo cómo la interpretación que Freud hace de la feminidad como giro hacia una actitud pasiva en relación con el padre puede leerse como la expresión de la actitud del niño varón edípico. Expresa la necesidad del niño edípico de encontrar un objeto que pueda contener la excitación y ocupar el lugar de la pasividad. Esta proyección de la pasividad sobre las mujeres, y muy especialmente en la figura de la hija, puede esclarecer el nexo entre las hijas histéricas con las que en un primer momento se encontró Freud y su concepto posterior de hija que debe trasladar su amor al padre para ser femenina. Desde una perspectiva clínica este trabajo muestra cómo la sexualidad, el exceso y la ansiedad deben ser entendidos en relación al apego y la necesidad de una figura materna contenedora que nos permita soportar y procesar tanto el deseo/excitación como el afecto y evitar resultar abrumados.
Palabras clave:
Apego,
Freud,
Sexualidad Femenina,
Complejo de Edipo,
Figura Materna.
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En este trabajo se estudia la identidad desde un enfoque pluridisciplinar, psicoanalítico/antropológico. Los orígenes del sentimiento de identidad se encuentran en las tempranas relaciones entre el bebé y los padres quienes, al reflejar las emociones del niño de forma comprensible para él le permiten la construcción de su sentimiento de identidad y el desarrollo de su self. Este germen del sentimiento de identidad va desarrollándose posteriormente a través de la interacción del sujeto con el contexto socio/cultural en el seno del cual habita. Sin embargo, debemos tener en cuenta que cada ser humano vive en múltiples contextos y recibe continuos mensajes acerca de la manera en la que es percibida su identidad por parte de aquellos con los que interactúa, y le es necesario que construir una identidad que sienta como propia y coherente, frente a todas las presiones del entorno. Por tanto, la cuestión del sentimiento de identidad se encuentra íntimamente entrelazada con la cultura. Freud partió de la idea de la existencia de una naturaleza universal propia de todos los seres humanos, a causa de la cual todos ellos evolucionaban psíquicamente siguiendo las mismas líneas directrices y repitiendo, por tanto, las mismas etapas psicosexuales y conflictos que él observó en sus pacientes: complejo de Edipo, ansiedad de castración, inconsciente reprimido, etc., independientemente de sus circunstancias históricas y sociales. Pensó, por tanto, que la técnica del psicoanálisis debía ser, en líneas generales, igual para todos. Frente a esta idea, la antropología actual no admite la teoría de una naturaleza universal común para todos, lo cual ha dado lugar a un debate interminable entre psicoanálisis y antropología. Los modernos estudios de antropología concluyen que el ser humano es, ante todo, un ser relacional y social por su propia constitución biológica. Este, en todo caso, éste es el aspecto universal de la humanidad. Pero, a la vez, su relacionalidad y el diseño intersubjetivo de su cerebro le llevan a la creación de múltiples culturas que dan lugar a que la evolución psíquica de los hombre y mujeres no se guie por el equipo instintivo sexual común a todos, sino por la relacionalidad y por la cultura en la que viven. Podemos decir que los seres humanos crean la cultura y la cultura crea a lo seres humanos en una continua retroalimentación positiva. Las condiciones actuales imperantes en las sociedades llamadas civilizadas crean unas condiciones tales como la economización global del mundo, la sobreaceleración del tiempo-espacio y el ataque al pensamiento por parte el poder y de los medios de comunicación que implican graves dificultades para la construcción individual de la propia identidad.
Palabras clave:
Identidad.,
Relacionalidad,
Self,
Globalización,
Antropología Cultural
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El autor define la angustia de crecimiento, teniendo en cuenta la afirmación de Wilfred Bion, de que el crecimiento es vida. A través del desarrollo del Psicoanálisis, ha quedado definida la angustia, casi como un ¨cliché¨, en relación a la separación del objeto/sujeto. De tal manera que siempre van juntas angustia y separación. Lo que el autor propone es incorporar e integrar el otro polo de la angustia de separación, que para él es el crecimiento. A través de un caso clínico, intenta mostrar, este nuevo aporte al Psicoanálisis Relacional.
Palabras clave:
Bowlby,
Separación,
Bion,
Angustia,
Crecimiento,
Benjamin,
Stern.
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