sábado, 25 de diciembre de 2010 20:08
Lo primero en lo que me ha hecho reflexionar la lectura ha sido en el diálogo terapéutico entre lo privado y lo público, entre lo que se pone de manifiesto en la comunicación verbal y lo que queda implícito en ella, el cómo se dice…que en muchas ocasiones habla mucho más de nosotros mismos… lo que se dice es de algún modo lo que nuestro “yo” está capacitado para expresar, pero lo oculto de nosotros mismos no permanece tan oculto si se sabe leer entre líneas, asoma de forma misteriosa y el otro es capaz de captarlo en muchas ocasiones. Nos define lo que decimos y hacemos y lo que no, la persona es mucho más de lo que se ve a simple vista, y el trabajo terapéutico consiste en extraer la experiencia inconsciente.
La atención flotante: este concepto me revela algunas cosas, como que es una actitud que ha de tener el terapeuta para poder captar el inconsciente que se mantiene oculto, pero a la vez según mi punto de vista es peligro ya que podemos caer en la trampa de analizar exhaustivamente incluso cuando son situaciones sin “patología”. Este principio del análisis se complementa con el de asociación libre del paciente.
“Captar el inconsciente del paciente a través del suyo propio”_ esto me ha hecho reflexionar acerca de la idea de que el terapeuta se “revela” , se expone, se descubre…
Freud proponía una análisis unidireccional y Ferenzci propone un diálogo entre inconscientes lo que para mi supone la energía necesaria para que se de la transferencia y la contratransferencia.
Me parece muy sabio por parte de Ferenzci el hecho de proponer la reflexión terapéutica en función de la pregunta ¿qué es del paciente y qué es mío? No estoy de acuerdo con el hecho de que todo lo que deposite el paciente en el analista sea un producto transferencial, el paciente también puede sentir cosas “reales y actuales” en el proceso terapéutico proporcionado por el analista. Al paciente también le llegan cosas del terapeuta ¿cómo le llegan? ¿cómo le resuenan? Eso es lo que hay que trabajar…me ha parecido muy interesante la idea de que en el proceso terapéutico se crea, se define y se incorpora (una vida a la otra) , el terapeuta deja de ser un simple espejo para ser algo que puede utilizar el paciente para definirse, crearse y de alguna manera reinventarse, de una forma nueva…
No he comprendido muy bien lo que quiere decir exactamente la frase de “el acto interno de libertad del analista es el causante del cambio terapéutico”.
Conecto mucho con la idea del apego sostenedor, con el cuidado y proporcionar sentimientos de valía al paciente y seguridad.
Me he encantado la idea de que para encontrar al paciente hay que buscarle dentro de nosotros mismos”.. es como un actor que para conectar con su personaje debe buscar dentro de él los sentimientos que le hagan “reconocer” a tal personaje para vivirlo en profundidad.
Otra de las frases que me ha sorprendido y hecho reflexionar es “ permanece atento a aquello que surge en ti y sitúalo por encima de lo que observas de ti”, lo que surge de nuestra casa interior es aquello que nos habla de nosotros mismos, es lo que nos da el camino y los pasos para saber la dirección ; muchas veces lo que observamos de nosotros mismo no son mas de juicios, no siempre pero en muchas ocasiones, es mucho mas genuino lo que está en lo que surge y no en lo que observamos…
Las relaciones que se exponen en la lectura acerca de la física me ha hecho reflexionar sobre lo unitario y lo fragmentario, sobre la integración. En el proceso terapéutico es la unidad original la que está en proceso de ser restaurada por la internalización, la incorporación y la identificación.
“hay un campo fundamental de plenitud integra subyacente a nuestro mundo percibido de separación y fragmentación”. Esta idea es reconfortante de alguna manera y a la vez, esperanzadora de poder recuperar esa plenitud que también habita en nosotros y no sólo lo dañado sino también es recuperable lo sanado de alguna forma en las profundidades de nuestras experiencias inconscientes.
El mundo de los inconscientes nos une, nos comunica, nos conecta y de alguna forma mágica nos relaciona y nos resonamos unos con otros.